«Volver a mirarnos», criar hijos en la era de las pantallas

La psicopedagoga Liliana González, con la colaboración de su hija, reflexiona sobre el lugar que ocupan el celular y las computadoras en la vida de los niños y adolescentes.  MIRA EL VIDEO

La psicopedagoga Liliana González presenta su libro “Volver a mirarnos”, el que por primera vez escribió junto a su hija Natalia Brusa, que apunta a cómo las pantallas (teléfonos, computadoras) influyen en el desarrollo de los niños y adolescentes.

“Es mi décimo libro, nace en una sala de espera médica donde dos mamás daban el pecho mientras usaban el celular y los bebés buscaban la mirada de la madre y no la encontraban, y yo pensé ‘qué feo inicio si la vida de un bebé empieza buscando una mirada que no se encuentra, justo la mirada que es el vehículo para transmitir el amor’”, contó González.

Luego, la profesional es convocada para dar una charla de la ONG Ted, y lo hace bajo el nombre “Volver a Mirarnos”. El video se viralizó y la editorial Penguin Random House le pidió escribir un libro con ese título.

“Me di cuenta de que no soy de las madres que luchó con la tecnología en la crianza de sus hijos, mi hija sí tuvo que lidiar con la tecnología con mis nietos”, contó Liliana sobre la idea de escribir junto a Natalia.

Tomando la posta de lo dicho por su madre, Natalia explicó que el lugar que ocupan las pantallas en la vida de los hijos depende de la edad.

“En los adolescentes (las pantallas) ocupan entre el 70 y 80%, es perjudicial porque les afecta su manera de comprender el mundo, de vincularse con los demás, les afecta su autoestima, su manera de relacionarse con sus pares, construyen identidades digitales y esa identidad toma cada vez más espacio en su identidad real y luchan por saber quiénes son: lo que muestran, lo que ven de sus amigos, o lo que tienen dentro de sí mismos, sus sentimientos, sus experiencias y su propio cuerpo”, analizó.

González agregó que “los especialistas de todo el mundo recomiendan que hasta los dos años los niños no deberían ver pantallas, produce irritación en la corteza cerebral e hiperactividad”.

“Lo que yo veo en el consultorio es que hay una diferencia brutal entre los niños que no tuvieron pantallas y los de ahora, fundamentalmente porque son ‘zappingnescos’, tienen momentos de concentración muy cortitos, están acostumbrados a cambiar de imagen como ellos quieren y, por lo tanto, una tremenda resistencia a la lectoescritura, no se están enamorando de los libros”, precisó.

No obstante, advirtió: “No estamos demonizando la tecnología, decimos antes de los dos años nada (de pantallas), luego de los dos años dos horas por día y nunca dos horas antes de dormir”.

La especialista señaló que hay en los niños de ahora dificultades para enamorarse, para relacionarse con el otro sexo, “no es lo mismo enviar un emoticón que decirle a alguien a la cara ‘te quiero’”.

“A los padres les pedimos equilibrios: los cinco primeros años que no falten los títeres, los cuentos, los disfraces, el baile, el barro, el jugar con sus pares, mirar las estrellas, aburriste”, indicó.

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