Discípulo de San Óscar Romero, Gregorio Rosa Chávez aboga por justicia y respeto al debido proceso en un país polarizado por la seguridad y los derechos humanos.
“Falta diálogo”. Con estas dos precisas palabras, el cardenal Gregorio Rosa Chávez resumió su visión sobre el gobierno de Nayib Bukele en El Salvador durante una entrevista exclusiva con Cadena 3 .
Fiel al legado de San Óscar Romero ya la prédica del fallecido papa Francisco, el prelado llamado a construir un país donde el diálogo, la libertad de expresión y la justicia prevalezcan, en medio de un debate global sobre las políticas de seguridad y sus costos humanos.
Gregorio Rosa Chávez nació el 3 de septiembre de 1942 en Sociedad, Morazán, El Salvador, en una familia de agricultores. Realizó sus estudios filosóficos y teológicos en el Seminario Central San José de la Montaña en San Salvador (1962-1964, 1966-1969) y obtuvo una licenciatura en comunicación social en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica (1973-1976).
Ordenado sacerdote en 1970, fue nombrado obispo auxiliar de San Salvador en 1982, cargo que ocupó hasta su retiro en octubre de 2022.
En 2017, el papa Francisco lo elevó a cardenal, un hecho histórico, ya que fue el primer salvadoreño y el primer obispo auxiliar en recibir este honor.
Además de su español nativo, habla francés y tiene conocimientos de inglés, portugués e italiano.
Rosa Chávez es reconocida por su compromiso con la justicia social y su pastoral laboral, especialmente a favor de los pobres, siguiendo el legado de San Óscar Romero, arzobispo de San Salvador asesinado en 1980.
Su relación con Romero comenzó en 1956, cuando Rosa, entonces seminarista, conoció al sacerdote.
Años después, trabajó estrechamente con él, dirigiendo la oficina de comunicaciones de la arquidiócesis desde 1977 hasta 1982. Romero, conocido como la “voz de los sin voz”, fue un defensor de los derechos humanos durante los turbulentos años anteriores a la guerra civil salvadoreña (1979-1992).
Su asesinato, perpetrado por un francotirador mientras celebraba misa, marcó un punto de inflexión en la historia del país.
Rosa Chávez, amiga y confidente, fue marginada tras la muerte de Romero por su lealtad al mártir. Incluso, llegó a ser relegado a una parroquia periférica pese a su rango de obispo auxiliar.
A lo largo de su carrera, Rosa Chávez ha mantenido viva la memoria de Romero: fue un impulsor clave en su proceso de beatificación y canonización, culminado en 2018.
También participó activamente en las negociaciones de paz entre el gobierno salvadoreño y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) entre 1984 y 1989, contribuyendo a los Acuerdos de Paz de 1992 que pusieron fin al conflicto armado.
Su compromiso con la reconciliación y la justicia social lo ha convertido en una figura de referencia moral en El Salvador, aunque su postura crítica hacia los abusos gubernamentales le ha valido amenazas y acusaciones de ser comunista en el pasado.
El diálogo en el Vaticano
A continuación, se reproduce textualmente el diálogo sostenido con Cadena 3 , que refleja la postura de Rosa Chávez sobre el gobierno de Bukele:
¿Cómo evaluar la situación, para empezar, con las políticas de Bukele en el Salvador?
Nosotros tenemos una visión que es la del papá Francisco, un país donde sea posible el diálogo, donde pueda hablarse libremente, donde nos escuchemos mutuamente, donde las cosas pueden discutirse sin correr riesgos. Es lo que necesitamos, es lo que hemos dicho también en nuestras declaraciones, que la gente tiene derecho a la justicia, a debido proceso. Eso decimos, eso es lo que esperamos.
En El Salvador se ve una situación particular en la que mucha gente apoya al presidente por las políticas, porque evidentemente se ha reducido la violencia, pero a un costo que muchos organismos internacionales critican.
Ese tema está totalmente en la discusión mundial. Ahí están los datos, cada uno les interpreta a su manera.
¿Y cómo ve el tema de las cárceles? Hay gente que dice que el Salvador se está volviendo a una gran cárcel internacional.
Nuestro obispo habló de eso el domingo pasado, con algo que no podemos aceptar como una buena idea.
El legado de Romero
Las políticas de Bukele, centradas en un enfoque de mano dura contra las pandillas, han generado un debate global.
Mientras el gobierno destaca la disminución de la violencia, las críticas internacionales se centran en la falta de debido proceso, las detenciones arbitrarias y el trato inhumano a los prisioneros.
Rosa Chávez, como heredero del legado de Romero, se posiciona como una voz que busca equilibrar la seguridad con el respeto a los derechos humanos.
Por eso, recuerda que Romero fue asesinado por alzar la voz contra la opresión. Su pastoral laboral, incluida su presidencia en Cáritas El Salvador y América Latina, refuerza su compromiso con los más vulnerables, un principio que aprendió de su mentor.
FUENTE: (Cadena3).