Jeremías Rojo contó que, debido al paro de transporte interurbano, se compró una bici y recorre casi 100 kilómetros para ir y volver desde Oliva a Villa María para cumplir con sus guardias.
El paro del transporte interurbano de Córdoba, que ya lleva casi 80 días, obligó a Jeremías Rojo, un joven paramédico de Oliva, a comprar una bicicleta y pedalear seis horas diarias para ir y volver a su trabajo en Villa María.
“Trabajo en un servicio de emergencia y tengo que recorrer 48 kilómetros para llegar, cuando había transporte eran 45 minutos, ahora me manejo a dedo o en bicicleta”.
En ese sentido, explicó: “Cuando entro a las 18 salgo cuatro horas antes a la ruta porque la gente no frena mucho, en bicicleta son tres horas de ida y tres horas de vuelta”.
“Llega un momento que las piernas se acostumbran, te agota el viaje más el frío que te pega en la cara”, expresó.
Asimismo, indicó: “Tengo dos hijos, de 6 y 3 años, el sacrificio lo están aportando ellos, porque estoy poco, a ellos les duele; entiendo la situación de los choferes, no sé de quién es la culpa”.
Aun en este complicado contexto, Jeremías no faltó nunca a su trabajo. “Cuando uno ama lo que hace son gajes del oficio. Tengo hijos y tengo que dejar gente buena en la Tierra, les tengo que dejar algo bueno”, sostuvo.
“Creo que esta pandemia (de Coronavirus) nos ha hecho reflexionar. Emocionalmente me cuesta mucho, se me hace un nudo en la garganta, veo a mis hijos con los ojos llenos de lágrimas, ellos no entienden por qué el papá está poco en casa o cuando está quiere dormir”, manifestó.
Si bien el profesional no dijo cuál es su salario afirmó que no supera el límite de la pobreza, no alcanza la Canasta Alimentaria.
Para cerrar, afirmó: “Amo mi trabajo, la gente con la que trabajo y a la gente que atiendo. Si uno se está agotando va a sacar fuerzas de donde no tiene. No importa lo que uno reciba sino lo que uno da”.
