Los médicos del Hospital Privado de Córdoba tuvieron que rastrear de una manera inesperada a una joven, que esperaba por un órgano superar un cuadro hepático.
Martin Barravino, médico hepatólogo (MP: 28971) y subjefe del programa trasplante hepático del Hospital Privado, contó los pormenores de esta intervención que se llevó a cabo a mediados de enero en ese centro de salud de la Ciudad de Córdoba.
Valentina tenía una enfermedad crónica, autoinmune provocó un evento agudo que la puso en una situación muy compleja médica y requería ser trasplantada con urgencia. “Tenía una mortalidad altísima en pocos días y por eso era prioridad intentar trasplantarla”, contó Barravino.
Estuvo diez días internada en el hospital, y el cuerpo médico decidió darle de alta una vez estabilizada para evitar el contagio de un virus intrahospitalario que impidiera luego este procedimiento. Sin embargo, la misma noche que la enviaron a su casa, desde el Incucai se comunicaron para informar que había aparecido un donante.
“En esta historia el verdadero héroe es el donante. En este caso apareció un niño de 16 años de la provincia de Buenos Aires que falleció en un accidente de moto y el Incucai ofreció usar este órgano para Valentina, pero había que evaluar si el donante estaba en condiciones y que la paciente que iba a recibirlo, en el hospital”, detalló.
“Cuando decidimos que el órgano era viable contactamos a Valentina y no la podíamos ubicar. Tuvimos que llamar a la Policía para que nos ayudara a localizarla”, reveló. La joven vive en un barrio privado de La Calera, y los médicos apenas contaban con la dirección de la entrada, los teléfonos de ella y de los familiares no respondían, por lo que gracias a la intervención de la Policía pudieron enviar un móvil para que la joven pudiera llegar rápido hasta el hospital.
“Cuando me comuniqué con la Policía de La Calera a las 3 de la mañana explicando la situación, rápidamente entendieron y hubo cero cuestionamientos. Me contaron que justo había un operativo policial y una operadora del 101 escuchó y lo resolvió a todo”, agregó.
Una vez que Valentina llegó al hospital, en la institución se llevó a cabo el procedimiento con una tecnología nueva y un equipamiento especial que se usó por primera vez, y que cambia la condición metabólica interna del trasplantado antes de entrar al quirófano.
“Es una tecnología nueva y súper interesante que da una posibilidad más alta de éxito en el trasplante y debutamos en nuestra experiencia local. Nuestra gente está entrenada en otros países del mundo y es la primera vez que se utiliza”, destacó.
Por último, Barravino recordó la importancia de los trasplantes de órganos, porque son la última herramienta con la que cuentan los médicos para salvar vidas.
“Sin la donación no hay posibilidad de un trasplante, si no existe y sin los médicos que trabajaban en terapia y las familias y donantes en vida, sin ellos no podemos hacer esto. Los donantes son los que dan la posibilidad de vida de alguien”, cerró.