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El alto costo del cónclave: millones en organización y blindaje tecnológico

La elección del nuevo papa implica un gasto millonario dividido entre el Vaticano y el Estado italiano, encargado de la seguridad. A esto se suma un cómodo blindaje electrónico.

La organización del cónclave para elegir al sucesor de Francisco, iniciado el 7 de mayo de 2025, representa un desafío logístico y financiero de envergadura para el Vaticano y el Estado italiano. 

Según estimaciones, el costo total oscila entre 7 y 10 millones de euros, repartidos entre los gastos ceremoniales asumidos por la Santa Sede y los de seguridad a cargo de Italia. 

Este evento, que atrae a cientos de millas de visitantes a Roma, genera ingresos significativos para hoteles y restaurantes, pero también tensiona las finanzas vaticanas, ya afectadas por un déficit creciente.

En 2005, los funerales de Juan Pablo II y el cónclave que eligió a Benedicto XVI costaron al Vaticano 7 millones de euros (unos 8 millones de dólares actuales), según datos oficiales. Sin embargo, la Santa Sede no ha proporcionado cifras detalladas para el cónclave de 2013, aunque se reportó un déficit anual de 24 millones de euros (27 millones de dólares). 

Por su parte, el entonces alcalde de Roma, Gianni Alemanno, estimó que los costos de transporte y seguridad para ese evento ascendieron a 4,5 millones de euros (5,1 millones de dólares). 

Para el cónclave actual, el ministro italiano de Protección Civil, Nello Musumeci, anunció una asignación inicial de 5 millones de euros, sin precisar el costo total.

El Vaticano cubre los gastos de alojamiento, alimentación, lavandería y traslado de los 133 cardenales electores y sus asistentes, así como la preparación de la Capilla Sixtina y la Plaza de San Pedro. 

Estas erogaciones agravan el déficit de la Curia, que en 2022 alcanzó los 30 millones de euros, con ingresos de 769 millones, según datos oficiales. 

A pesar de la creación del Secretariado para la Economía en 2014, que busca recaudar entre 20 y 25 millones de euros anuales mediante la venta de activos, el microestado enfrenta dificultades por la caída de donaciones y escándalos financieros, como el caso del cardenal Angelo Becciu.

Por otro lado, Italia despliega un operativo de seguridad masiva. En 2005, participaron 11.900 agentes, mil bomberos y 5.000 funcionarios, y se espera un esfuerzo similar este año. 

La seguridad en la Plaza de San Pedro y las inmediaciones del Vaticano, regulada por los Acuerdos de Letrán de 1929, es coordinada por la policía italiana y la Gendarmería Vaticana.

Blindaje tecnológico: un búnker digital

Garantizar la secreto del cónclave en la era digital requiere un blindaje electrónico de última generación. La Capilla Sixtina se ha transformado en un “búnker digital” con medidas como bloqueadores de frecuencia para neutralizar señales WiFi, Bluetooth y celulares, y películas protectoras anti-drones y anti-láser en las ventanas para evitar espionaje externo. Además, se realizan barridos exhaustivos para detectar micrófonos ocultos.

Los cardenales entregan sus dispositivos electrónicos (celulares, laptops, relojes inteligentes) antes de ingresar, y solo se permite comunicación verbal presencial. 

La red informática interna está aislada, sin acceso a internet, y los servidores han sido reubicados en zonas seguras, como la Biblioteca Apostólica Vaticana. Para emergencias, la Gendarmería utiliza una red de radio encriptada.

El Vaticano ha contratado a expertos internacionales, incluyendo a la firma británica Cip, especializada en protocolos cifrados, y la israelí Radure, experta en tecnologías de defensa activa. 

La Agenzia per la Cybersicurezza Nazionale de Italia también colabora como socio estratégico. 

Estas responden a antecedentes preocupantes: en 2022 y 2024, el sitio Vatican.va sufrió ciberataques vinculados a eventos geopolíticos, y un informe de 2024 reveló que el 90% de los sitios vaticanos carecía de protocolos Https, exponiendo vulnerabilidades.

Impacto económico en Roma

La afluencia de turistas impulsa la economía romana, con hoteles cobrando entre 200 y 2.000 euros por noche cerca del Vaticano, frente a un rango habitual de 170 a 780 euros, según Codacons. 

Este “boom” beneficia al sector hotelero, pero los elevados costos del cónclave y su seguridad subrayan la complejidad de un evento que combina tradición, fe y tecnología en un contexto de estricta secreto.

El cónclave de 2025 no solo definirá el futuro de la Iglesia Católica, sino que también pone a prueba la capacidad del Vaticano para equilibrar sus finanzas y proteger un proceso milenario frente a las amenazas del siglo XXI.

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